Ni en nuestros peores sueños podíamos imaginar un panorama tan adverso en lo referente a la Conservación y Restauración del Patrimonio Artístico y Cultural en España. El sector está sufriendo una profunda crisis que está destruyendo todo el tejido empresarial y laboral que se había forjado en estos últimos veinte años.
De todos es conocido que el segundo país, detrás de Italia, con más monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es España, sin contar los Bienes de Interés Cultural.
El garante de la Conservación de este rico Patrimonio Cultural es el Estado, llámese Gobierno Central, Autonomías, Ayuntamientos, Diputaciones, etc. Por causa de la crisis la inversión en restauración y conservación, se ha reducido alarmantemente en estos últimos ocho años, lo que está provocando un abandono preocupante de todo lo restaurado. Esto es una realidad que se puede constatar en cifras y lo más evidente en el cierre de empresas y el paro casi total de los especialistas en este sector.
En el punto en el que estamos, creo necesario hacer una profunda reflexión para identificar el problema y debatir entre todos los agentes implicados (Administraciones, empresas, conservadores, prescriptores, gerentes de patrimonio, etc.) para buscar soluciones prácticas y duraderas, haciendo hincapié en lo que tenemos (patrimonio, profesionales, empresas, experiencia, etc.) y lo que podemos hacer. Definiendo objetivos y soluciones así como una hoja de ruta.
Todas las administraciones públicas en estos últimos tiempos de bonanza han aumentado sus recursos humanos para hacer frente a las inversiones en restauración, que en su día lo requerían. Desde hace ocho años a esta parte vemos como el dinero a gestionar se ha reducido drásticamente, pero la administración no ha reducido su tamaño. En estos momentos el poco presupuesto que llega a las Direcciones Generales de Patrimonio se queda en el “aparato burocrático” de la propia administración, no hay dinero que gestionar, pero sí mucho gestor. Sería necesario replantearse los costes y la eficiencia en el campo de la administración. Una Dirección General que no tiene presupuesto es como un tren sin locomotora.
Con la supresión a partir del 01 de Enero de 2016 de la Clasificación Administrativa que tenían las empresas de servicios para la conservación y restauración del Patrimonio Artístico, se modifica el artículo 37 del Reglamento: “teniendo en cuenta su grado de poco uso por los órganos de contratación así como la rara inclusión de esta clasificación en los contratos públicos”. Esto quiere decir que la propia Administración certifica los pocos contratos que se realizan en el campo de la Conservación y Restauración del Patrimonio Artístico y Cultural.
Necesitamos cambiar las inercias y buscar la eficiencia en el campo de la administración con planes coherentes y bien gestionados, buscando la autosuficiencia del bien restaurado.
Es necesario un planteamiento eficaz de los recursos que el Estado y la Comunidad Europea aportan para la Conservación del Patrimonio Cultural.
Igualmente se deben realizar convenios de colaboración en el sector del Turismo Cultural con una gestión llevada por profesionales en gestión de patrimonio, buscando un desarrollo sostenible y evitando que el crecimiento desordenado intervenga de forma desastrosa en la Conservación del Bien Artístico.
Otro factor muy importante a tener en cuenta es el de la “Internacionalización”. He visto personalmente en trabajos realizados en el extranjero, cómo los italianos o portugueses o ingleses, se venden maravillosamente en países de todo el mundo y como España, con magníficos profesionales no encuentra salida en el exterior. Tampoco las empresas son capaces de crear proyectos de colaboración para intervenir en Países de nuestro entorno cultural, como son los países Iberoamericanos que necesitarían de formadores para realizar los trabajos de conservación de su rico Patrimonio Artístico. Siempre los proyectos de formación han sido una vía de introducción para intervenciones en restauración
Se impone un debate serio, que nos ayude a salir de esta crisis. Aprendamos de nuestros errores y poco a poco, identificando el problema podremos poner solución a este enfermo que se encuentra gravemente herido.
Como he dicho, en estos momentos el tejido empresarial y laboral está prácticamente desaparecido. Sin hablar del Bien Cultural en total abandono. Seamos generosos y cambiemos el lema “Sálvese el que pueda” por el de “la unión hace la fuerza”.
No podemos echar por la borda tantos años de experiencia y buen hacer. Pongamos la atención que se merece este bien supremo que es la cultura y reflexionemos sobre el tipo de sociedad que queremos.
Eduardo Benavente
Director y fundador de Taller de Restauración El Barco y Presidente de la APFOA.
